DOMINGO 1 DE NOVIEMBRE, SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS
SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS
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Eucaristía Completa:
Del Santo Evangelio según san Mateo (5,1-12)
La Iglesia celebra en el día
de hoy la fiesta de todos los santos y mañana celebramos la conmemoración de
los fieles difuntos. Y nosotros católicos creemos en la comunión de los Santos. Es un artículo del credo de los doce artículos
del Credo católico hay ese artículo creo en la comunión de los santos, es decir
hoy los santos interceden por nosotros para que nosotros vayamos caminando hacia
la santidad, hacia la comunión con Dios y mañana nosotros oramos por los
difuntos para que Dios les perdone sus pecados y les de la gloria, les de la plena
de felicidad, les de la salvación.
Por eso celebramos a los
santos canonizados conocidos y venerados en la iglesia y que están en el misal.
pero también celebramos a los santos NO canonizados que tal vez no han sido declarados
por el Papa pero que SÍ están en la lista de Dios, personas que han sabido ser
fieles a Dios, a su fe y a su Evangelio. Por eso alguien me preguntaba: ¿Que,
por qué fieles difuntos? por eso, han
sabido ser fieles a su fe, a Cristo y a su Evangelio, personas que han vivido
al estilo de Jesús que han tenido una vida de entrega, de compromiso, de oración,
de relación con Dios. Cuántas madres de familia que oran por la conversión de
sus hijos, que oran por los problemas y necesidades del mundo, cuántos hombres
y mujeres que han sido fieles a su fe, cuántos padres de familia, sacerdotes,
educadores, religiosos, laicos que se entregan sin reservas a Dios y a sus hermanos,
ellos también son santos, aunque no han sido declarados por el Papa, ni están en
el misal, pero sabemos que son santos.
Lo común de todos los santos
lo señala el Evangelio de hoy, han seguido el camino de las bienaventuranzas,
es decir la humildad, la pureza de corazón, la misericordia, han tenido
sentimientos de paz, de justicia, de amor, de lucha contra el pecado, de lucha contra
el demonio.
El camino a las bienaventuranzas,
es el camino a la felicidad que nos propone Jesús, contrario a lo que nos
propone el mundo, el mundo nos propone una felicidad de nacida de los placeres,
del sexo, de la fama, del poder, del dinero, en cambio Jesús nos propone el
camino de la plena felicidad viviendo por lo menos una de estas ocho
bienaventuranzas,
Jesús en este Evangelio nos hace
un llamado a todos a la felicidad y nos dice que todos podemos ser felices si
vivimos la ley del amor, de la entrega, del servicio, de la fidelidad a
nuestros compromisos recibidos en el bautismo, la confirmación, matrimonio, el
orden sacerdotal.
Preguntémonos cuestionados por este Evangelio: ¿En dónde estoy buscando yo la felicidad? ¿En lo que el mundo me ofrece o en Dios en las Bienaventuranzas? Dónde tengo puesto mi corazón: ¿en los bienes cielo o en las cosas del mundo?
Hoy día podemos ver la santidad como algo imposible, debido a la influencia de los medios de comunicación social, debido a que nos hemos materializado, nos hemos paganizado, debido a la pereza espiritual, debido a la no vivencia del AMOR.
Pero Jesús nos presenta las
bienaventuranzas como el camino para llegar a la santidad y nos invita a vivir
una bienaventuranza en plenitud.
Los Santos llegaron a ser
santos, no porque vivieron todas las Bienaventuranzas no, uno porque fue pobre
de espíritu, otro porque tenía un corazón limpio, otro porque trabajo por la
justicia, otro trabajó por la paz, otro porque trabajo por el Evangelio, cada
uno vivió a plenitud una de estas ocho Bienaventuranzas que nos presenta Mateo.
Preguntémonos por cuál de estas ocho
quiero yo llegar a la santidad. La
santidad la podemos alcanzar amando a Dios y al prójimo
Por eso Santa Teresita del
Niño Jesús dijo: “Yo pasaré mi cielo haciendo el bien en este mundo, amando”.
Y cuantos santos están a nuestro lado, a nuestro favor porque son de nuestra propia familia, son amigos, vecinos, hombres y mujeres que lucharon para su conversión perfeccionando su santidad y allá en el cielo están intercediendo por nosotros para que también nosotros vayamos caminando a la perfección, a ese encuentro definitivo con Dios.
La santidad es fruto del Espíritu
Santo que nos da la gracia, capacidad de cambiar de transformar este corazón a
veces duro y de piedra incapaz de amar a Dios, incapaz amar al prójimo, por un
corazón de carne, que ame según Dios, de luchar contra nuestros vicios,
pecados, ídolos y demonios.
La santidad es una tarea de cada
discípulo de Jesús de todo bautizado de hijo de Dios.
Creyendo en la comunión de los santos oremos hoy los Santos interceden ante Dios por nosotros peregrinos en este mundo para que vayamos caminando hacia la perfección, a ese encuentro definitivo con Dios y mañana en la conmemoración de los fieles difuntos nosotros oramos por ellos para que Dios tenga misericordia de ellos, les perdone sus pecados y les conceda la auténtica paz, la auténtica felicidad .
P. José Eliseo Ballesteros B.
Parroquia Divino Salvador de Sopó
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