"Lo que os digo a vosotros lo digo a todos: Velad!"
PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO
Santo Evangelio según san Marcos (13,33-37)
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En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Mirad, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento. Es igual que un hombre que se fue de viaje y dejó su casa, y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara. Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer; no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos. Lo que os digo a vosotros lo digo a todos: ¡Velad!»Palabra del Señor
HOMILÍA
Iniciamos
en el día de hoy un nuevo año litúrgico con el tiempo de adviento.
El
Evangelio de san Marcos nos invitaba a la vigilancia, a estar despiertos a velar,
y el camino cristiano es un camino de vigilancia y espera que nos hace meditar
de dónde venimos y hacia dónde vamos. Estar vigilante es no perder la meta, el
horizonte, el destino final. Hacia dónde
vamos; por eso el llamado a la vigilancia es propio del que sabe que hay
grandes tesoros en peligro de perderse y nuestro mayor tesoro es la salvación y
tenemos el peligro de perderlo si no estamos vigilantes, si no estamos en vela trabajando
por nuestra salvación.
Y
Jesús nos enseña cómo debe ser despierta y vigilante nuestra fe, nos invita a
tener ceñida la cintura y encendidas las lámparas. La lámpara
de la fe que no se apague la lámpara del amor y de la esperanza que estén encendidas.
Nadie sabe el día, ni la hora, ni el lugar de su muerte por eso se nos invita a
estar en vela despiertos.
Estar
dormido es sinónimo de muerte. Cuando a un vigilante le coge el sueño tiene el peligro
de que le quiten el arma y con esa arma lo maten, por eso estar dormido es sinónimo
de muerte y estar despierto es sinónimo de vida.
Preguntémonos que queremos: ¿vida o muerte? ¿Felicidad o desgracia? ¿Salvación o condenación? Pero no se trata de una espera pasiva con los brazos cruzados, sino una espera activa, es decir trabajando, viviendo nuestros compromisos, nuestros deberes como hijo de Dios, como auténtico bautizado, como discípulo de Jesús, no como los que viven en pecado y no se preocupan en cambiar pensando que el señor tarda en venir.
Para
nosotros el sueño puede ser el desinterés, el no interesarnos en la salvación en
amañarnos en nuestros pecados si deseos de conversión, en cambio estar en vela
significa vigilar y vigilar es interesarnos por la salvación que Dios nos
ofrece en mantener la mirada en los bienes eternos.
Humanamente
nosotros pensamos en nuestro futuro hacemos planes cálculos prevemos cosas, ¿pero
será que también estamos previendo nuestra salvación? ¿Será que nos interesa la
salvación o no?
Cabe
preguntarnos si Dios ocupa un puesto importante en nuestra vida, en nuestros proyectos,
en nuestros deseos y más en este tiempo de navidad que vamos a iniciar en pocos
días, donde la mente está preocupada de pronto por el descanso, paseo, regalos,
aguinaldos tarjetas navideñas, somos peregrinos que vamos hacia el cielo, este
mundo es camino y no meta, en el cielo está el verdadero tesoro y tenemos que
trabajar para conseguirlo.
Todos
caminamos hacia el encuentro definitivo con el señor, todos caminamos hacia la
plena comunión con Dios que es el día de nuestra muerte, el día de nuestra
muerte ahí llegará la plena comunión con Dios. La fidelidad y la perseverancia a la
venida del Hijo de Dios nos servirá de salvación en cambio nuestra falta de
fidelidad y de responsabilidad frente a su venida nos llevará a la condenación
que no seamos contados como siervos perezosos, holgazanes e inútiles que no hicimos
nada por nuestra salvación ni por la salvación de los demás que el Señor no nos
coja de sorpresa que el Señor no nos coja durmiendo o distraídos y no preocupado
por mi conversión por mi salvación. se
nos invita a tener la casa en orden, aseada, limpia para recibir la visita de
Dios sin afanes sino más bien con alegría.
Que este tiempo de adviento sea para escuchar y acoger al Hijo de Dios que viene a quedarse con nosotros, que este tiempo de adviento sea un tiempo para que le presentemos a Dios nuestras esperanzas y nuestras necesidades espirituales y materiales, un tiempo para que aclamemos todos los días ven Señor a mi Corazón, ven Señor a mi Familia, Ven Señor a cada Institución, ven no tardes tanto. Amén
P. JOSÉ ELISEO BALLESTEROS B.
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